Lo que aprendí sobre el anancasticismo y el perfeccionismo

I ACERCA DE LA MINUCIOSIDAD:
Consiste en una hiperexigencia propia y a los demás, en ser perseverante, tozudo, en realizar trabajos exhaustivos y lentos, en la tendencia a resaltar más lo negativo y lo pendiente, en un desmedido amor a la eficacia y al rendimiento. Por ello cuesta descansar: siempre hay cosas más importantes que hacer. El trabajo invade el ocio y existe la necesidad de estar siempre haciendo algo. Disfrutar consiste en la lucha, con independencia de las consecuencias negativas: depresión, sueño, exceso de comprobación, falta de concentración. Consiste en centrarse en los “debería”, en no estar nunca contento con la tarea realizada, en tener presente el “Quod debuimus facere…”, me tenía que haber exigido más. Todo implica un reto y una frustración. Además se da la dificultad para delegar, porque no lo harán tan bien como yo, así como dificultad para trabajar en grupo, por lo mismo (y por falta de habilidades sociales). Están implicadas la inseguridad, la necesidad de control, el gusto por lo previsto y lo planificado, la preocupación, depresión y culpabilidad por los errores, así como la indecisión por temor a cometerlos y el miedo al fracaso, a fallar con las consiguientes dudas y retrasos.

II Y TAMBIÉN LA ANSIEDAD:
La ansiedad desencadena el perfeccionismo. Ésta implica alerta, actividad generalizada, respuestas desproporcionadas, desasosiego, temor al futuro, anticipación de enfados y la peor situación para estar preparados. También polémicas mentales.

III SOBREVALORACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN:
Se da la tendencia a contentar en todo a LOS DEMÁS y dependencia de la aprobación de los mismos, al mismo tiempo que miedo a ser evaluado negativamente, por lo que prima la tendencia a ser intachable para evitar críticas. Además implica sentirse exigido por los demás y pudor de que me conozcan con mis defectos, suspicacia y falta de sinceridad. También aparece ansiedad social, con temor por que se note la ansiedad, un sentimiento mayor de incomodidad cuantas más habilidades sociales exija la situación. En las relaciones sociales estar muy pendiente de uno mismo, infravalorarse, y tener un excesivo control de los sentimientos, especialmente de los positivos, así como enmendar la conducta por temor, “porque me van a ver”.
Se produce un perfeccionismo selectivo hacia los demás, con conflictos y enfados; a veces se exige a los demás que se adecuen a mis gustos, cuando van un poco a lo suyo.


IV EN LA ÓRBITA DE LA RELIGIOSIDAD

Culpa, perdón y paz no andan aquí bien relacionados. Perdonarse a sí mismo cuesta. El hijo pródigo y la Magdalena son dos buenos modelos a imitar.
Lucha esforzada, al estilo jansenista suele ser frecuente. El papel de la gracia en la vida interior debe ser resaltado. Y la necesidad de pedir.
Falta abandono en Dios. Y la seguridad en Dios y en la Virgen.

V.- Y PARA FINALIZAR:

Esta personalidad responde a un perfil obsesivo reiterativo, rígido, e inseguro, con falta de paz y de alegría. Con frecuente tendencia al escrúpulo, al temor y a la complicación. Resultan ser buenos antidepresivos el desprendimiento y la generosidad.


VI.- A MODO DE PROPÓSITOS

1. Se trata de ganar en espíritu de libertad interior: actuar menos por deber y más por amor.
2. No prestar ayuda, EN PRINCIPIO, si no me lo piden: no ser “voluntario”.
3. Cuando anticipo un enfado, ser consciente de que la realidad no irá, seguramente, por ahí.
4. Recrearse en lo que he hecho bien. No ser tan negativo en las propias valoraciones.
5. Considerar la madurez de no depender de la opinión ajena. Lo que importa es lo que valgo, no lo que piensen o digan los demás de mí.
6. Abrirse a los demás es harto saludable.
7. Dejarse ayudar. Pedir ayuda. Y prestar ayuda. Producen especial satisfacción.
8. Conviene proponerse un horario realista.
9. Renunciar a que las personas sean como yo creo que deben ser. La persona perfecta no existe.
10. Los pequeños fracasos son de ordinaria administración. Son lo normal.
11. Fomentar la evitación de la soledad y de la amistad superficial. Estar con los amigos y mostrar con ellos mis sentimientos.
12. Lo mejor es enemigo de lo bueno.
13. Lo importante es ser feliz, disfrutar, más que empeñarse en que las cosas salgan.
14. Dejar a veces sin concretar del todo el plan, disfrutar de un cierto riesgo.
15. Partir del conocimiento y aceptación propios: gran sabiduría.
16. No tratarse con demasiada dureza.
17. No descalificarse gratuitamente.
18. No lamentarse con radicalismo. No hacerse la víctima.
19. Humildad. Ni quien como yo, ni pobre de mí.
20. Simplificación, lucha humilde.
21. Deportividad corporal y espiritual.
22. Que no falte el buen humor en la lucha serena.
23. Dejar a un lado la vergüenza y olvidarse de que me van a rechazar por cometer un error. Vivir la alegría de rectificar.
24. Anda, baila como si nadie te estuviera viendo.

Bilbao,28-05-08

Perfeccionismo y decoración

Por Marta de la Casa y Alrededores. Interiorista.

Un proyecto de decoración abarca desde las mediciones hasta la dirección de obra y montaje. A continuación voy a describir como pienso que es la actitud y comportamientos de un perfeccionista en cada etapa del proceso, es algo que por mi profesión he debido realizar muchas veces. Cómo persona perfeccionista percibo bien los matices que adornan, para bien y para mal, los modos de actuar de mi personalidad en mi oficio.

Vayamos por partes. Comenzaré por describir las distintas fases del trabajo que nos ocupa.

1) Toma de CONTACTO con el CLIENTE: Es lo primero. Aquí se le explica el tipo de trabajo al que nos vamos a atener, se conoce qué necesidades tiene el cliente y qué es lo que espera del decorador.

2) PRESUPUESTO DEL PROYECTO: a la hora de redactarlo el perfeccionista, por su inseguridad, excesiva exigencia consigo mismo, escrúpulos, y miedo al que dirán, le resulta muy difícil poner precio a su trabajo.

La duda es una constante en este punto, pues por más vueltas que le da, no consigue tomar una decisión; por una parte poner honorarios bajos le da miedo por el hecho de obtener pérdidas. Por otro lado ponerlos más altos y así no pillarse los dedos le da miedo por lo que el cliente pueda decir o por perder este servicio. Debido a tanto pensar y no tomar una decisión arriesgando, la entrega del presupuesto se demora suponiendo un perjuicio para la imagen y la salud del profesional, produciéndole estrés y ansiedad por no saber que hacer y por su no eficacia.

3) SEGUIMIENTO del CLIENTE: cuando se contacta con el cliente de nuevo para ver qué le ha parecido el presupuesto, si no está convencido se le intenta vender el proyecto (esta es una de las cosas que peor se me da, no me gusta convencer a nadie porque siento que estoy presionando y no respetando).

4) MEDICIÓN: se realiza una vez aceptado el presupuesto; además de medir, se conversa con el cliente para conocer sus gustos, estilo, necesidades…. y así poder asesorarle y realizar posteriormente el proyecto a su medida.
El perfeccionista, en éste momento, intenta por todos los medios que no se le escape ningún detalle de todo lo que el cliente responde ante las preguntas que el decorador le formula. Por su excesiva responsabilidad y miedo a cometer errores, lo anota todo y más, exhaustivamente, para contar con la mayor cantidad de información y así evitar tener que volver a la casa a rectificar medidas.

5) ESTADO ACTUAL Y REFORMADO DE LA VIVIENDA: una vez en el estudio se pasan las mediciones a papel; al perfeccionista, por tener muchas cosas en la cabeza, le cuesta concentrarse y tiende a revisarlas varias veces, por miedo a que después no coincidan con la realidad (esto le supone por tanto un estrés añadido, bloqueándose en ocasiones y ralentizando así el trabajo).
Entrando ya en el ámbito creativo del proceso, el perfeccionista de todas las opciones de distribución que se le han ocurrido, no es capaz de decidirse por una en concreto pues ninguna es lo suficientemente correcta. Como consecuencia de ello le presenta varias y puede demorar el trabajo.

6) PRIMERA CITA CON EL CLIENTE: se le presenta y explica al cliente la nueva distribución. Lo que cuesta aquí es ceder en aquellos aspectos en los que el cliente no está de acuerdo. El que no se hagan las cosas como yo he previsto me fastidia mucho, pues pienso que es la mejor solución y no hacerlo así me supone aceptar una imperfección. Por otro lado persuadirle me resulta imposible pues siento que le estoy obligando a cumplir mi voluntad. Llevar la contraria me violenta.

7) ALZADOS Y PERSPECTIVAS: se levantan los alzados y se hacen las perspectivas a lápiz para ir definiendo mobiliario, materiales…. y detallando el diseño. Aquí me complico demasiado con el fin de que quede perfecto y no haya ningún fallo. Le doy muchas vueltas, le dedico mucho tiempo, le pongo tanto esfuerzo que acabo cogiendo manía al proyecto y ya no me parece ni bonito. Hay que tomar muchas decisiones y al perfeccionista le supone un reto difícil pues nada le parece suficiente; tiende a dejar interrogantes que le expone como distintas opciones para que él decida, liberándose así el perfeccionista de responsabilidad compartiéndola en cierta manera con el cliente.

8) SEGUNDA Y SUCESIVAS CITAS: nuevamente se le presenta lo que se va realizando (se enseñan materiales, muebles….). En este caso más que en el anterior hay que persuadirle para que permanezcan cosas que éste quiera cambiar y que el decorador no lo considere conveniente. Otro reto que superar.

9) FINALIZACIÓN Y ENTREGA DE PROYECTO: una vez todo claro, se procede a terminar el proyecto: planos técnicos y perspectivas. Con los técnicos el perfeccionista se encuentra de nuevo en una situación de estrés ante el miedo a que las medidas no estén bien, pues con estos planos los oficios realizan su trabajo y si hay errores de medidas la responsabilidad recae sobre el decorador. En la terminación de las perspectivas sin embargo el problema que se le plantea no está en darle color, que le relaja, sino en la elección de las telas, en donde de nuevo le cuesta arriesgar y tomar decisiones por miedo a que no quede bien la composición de telas y colores.

10) PRESUPUESTO Y DIRECCIÓN DE OBRA. PEDIDOS: si el cliente pide presupuesto de obra, se elabora y se le entrega. En su elaboración vuelve el estrés bloqueándose por el miedo a olvidar algo que presupuestar o a equivocarse en los números, lo cual supondría una pérdida económica.
Igualmente el cliente estudia el presupuesto y se vuelve a hacer el seguimiento, como en el caso de presupuesto de proyecto.
Una vez aceptado se procede a la dirección de la misma poniendo de acuerdo a todos los oficios, controlando que se esta realizando todo correctamente. Aquí la labor más difícil es la de hacer deshacer el trabajo deficiente a los oficios y que vuelvan a realizarlo bien y siguiendo con corrección el proyecto. Igualmente es estresante solucionar la gran cantidad de problemas que se presentan en las obras. Lo más difícil bajo mi punto de vista es el trato con el cliente, tener mano izquierda para salir airoso de las quejas y pegas que estos puedan plantear.
Terminada la obra, se hace el pedido de mobiliario y confección. El perfeccionista teme equivocarse y que lo que él ha planteado no quede lo suficientemente bien se sumerge en otra situación de estrés y miedo que le induce a revisar una y otra vez cada paso que da.
El decorador o decoradora perfeccionista no logra disfrutar de su trabajo
Por realizar o realizado pues piensa que podía haber quedado mejor. No ve lo positivo, se centra prioritariamente en lo negativo.

Badajoz, 15-III-2008

Una perfeccionista sorprendida

Estimado Doctor:

Cuando acudí a la consulta estaba completamente a la defensiva, como si me estuviesen convenciendo de algo que no veo, pensando que los demás, para conmigo, son insaciables. Que todo lo que hago, les parece poco ¡me quieren perfecta!

Ahora estoy insegura de todo, porque no se como tengo que ser para que » todos » estén tranquilos, no lo digo con desdén…sino porque algo que no me gustaría, es hacer sufrir a los demás por mi vida. Creo que esa es una de las cosas por lo que prefiero pasar yo sola mis pesares.

He leído sobre el Perfeccionismo. Y me pregunto ¿Porque me bloquea ese termino … ? quizá porque hasta hoy no he asumido el ser la que soy, no la que a mi me gustaría ser sino lo que soy.

Se que detrás de todo esto, está el amor propio herido. Me alegro que -ALGUIEN – haya movido las fichas para no arrastrar más esta pequeña anecdotilla que es lo que esto será en mi vida, porque confío en que se pase, ¿no? Empiezo a tener hasta ilusión por aprender a vivir.

Tengo una lucha titánica, porque al escribir todo esto me siento especialmente débil, necesitada y eso me hace perder pie, aunque me doy cuenta que ser libre no es no necesitar de nada ni de nadie, sino atarme y depender. Elegir “necesitar” es sabiduría aunque a mí me rompa los esquemas ¡siempre intentándome convencer ¡ …aunque eso es una verdad, eh.
Me da miedo también que al escribir estas líneas usted me conozca más. ¡Siempre las defensas!

Leí el artículo de la página web que me recomendó y aunque me cueste reconocerlo me sentí identificada, esa fue una de las causas por la que decidí bajar la cabeza y hacerle caso.
Otra? la frase con la que usted acabó la consulta » déjate cuidar «, porque llevaba más mensaje ó eso percibí, al menos.

Más cosas? que llevo tiempo oyendo y huyendo y hasta ahora no me he atrevido a reconocerlo.

Hay algo que me programa por dentro para ser una perfecta cumplidora, y, además eficaz…lo peor de todo es que ese programa debe tener un virus.

Me alegro que vaya pasando todo, aunque la bromita me está costando unos lagrimones que si Madrid no tenía playa va a empezar a tenerla. Tengo muchas dudas, pero no se si me viene bien pensar cuanto tiempo va a durar todo esto, si va a hacer que, los demás, no se puedan apoyar en mí, etc etc…. ¿me podría solo decir si es normal el miedo que tengo ? porque me tiene bloqueada.

Gracias por todo.
Me siento afortunada.
UNA PERFECCIONISTA SORPRENDIDA
Madrid 14-3-08

Enlaces de psicosomática

I) Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática. http://www.psicosomaticaandaluza.org

II) Sociedad Española de Medicina Psicosomática. http://www.semp.org.es

III) Psiquiatría.com (Sección Psicosomática) http://www.psiquiatria.com/areas/psicosomatica

IV) Unidades, Servicios y Entidades de Psicosomática en España.

– Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, Servicio de Psicosomática. zaradem(arroba)hcu-iblesa.es

– Unidad de Docencia y Psicoterapia de Granada. Coordinador: Dr. José María López Sánchez, Servicio Andaluz de Salud. http://www.juntadeandalucia.es

– Hospital Clinic i Provincial de Barcelona, Servicio de Psicosomática y Psiquiatría de Enlace. Dr Manuel Valdés i Miyar y Dr Joan de Pablo Rabaso. http://www.ub.edu/dpppc/departa.htm

– Centro Médico Psicosomático (Sevilla). Dr. Manuel Álvarez Romero.
http://www.psicosomatica.net

– Clínica Dexeus (Barcelona), Servicio de Psicosomática. http://www.idexeus.es

– Clínica Universitaria de Navarra( Madrid), Unidad de Medicina Psicosomática. Dr. Manuel Álvarez Romero, Dra. Raquel Ramírez Parrondo, Dra. Mercedes de Lucas Collantes.
http://www.cun.es/la

– Instituto de Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia Médica.
http://www.ieppm.org

– Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia Médica. http://www.psicociencias.com

– Agrupación Médica de Valencia, Unidad de Psicosomática. http://www.agrupacionclinica.com

– Instituto de Psicoterapia Autógena y Centro de Investigación psicosomática. Dr José Luis González de Rivera y Revuelta. http://www.psicoter.es

– Sociedad Española para el estudio de los Trastornos de Personalidad. http://www.seet.com

V) Instituciones y Sociedades internacionales de Medicina Psicosomática

– Colegio Internacional de Medicina psicosomática(International College of Psychosomatic Medicine). http://www.icpm.org

– European Association for Consultation-Liason Psychiatry and Psychosomatics. http://www.apm.org

– Academic Psychosomatic Medicine. http://www.apm.org

– American Psychosomatic Society. http://www.psychosomatic.org
– International Society of Psychosomatic Obstetric and Gynecology. http://www.ispog.org

– Societá Italiana di Medicina Psicosomática. http://www.psychomedia.it/simp/index.html

– Societá Italiana di Psicofisiologia. www.sipf.oasi.en.it

– Mind body Digestive Center. www.mindbodydigestive.com

– Instituto de Psicología Biocognitiva. http://www.biocognitive.com

– Asociación Europea de Psicoterapia y Congreso Mundial de Psicoterapia. www.psychother.com

– Sociedad Internacional para el Estudio de los Trastornos de Personalidad. http://www.psicoanalisis.ar/instituciones/tp.htm

Un caso clínico ilustrativo

¿Qué me pasa, doctor? Una de cada cuatro enfermedades tiene un origen psicosomático

Por Marta Aguilar. (Artículo publicado en la Gaceta de los Negocios – 27 noviembre 2007)

Pablo acude al médico por un fuerte dolor de cabeza que lleva acechándole más de dos semanas. Los síntomas no son del todo claros, podría tratarse de una migraña pero la descripción del dolor no se ajusta del todo al estándar de esta patología. Pasados unos minutos, el facultativo pregunta si hay algo que le preocupe especialmente o está pasando por una época de estrés en su vida laboral o familiar. Pablo se acaba de separar y acumula una gran tensión emocional desde hace unos meses. El diagnóstico es claro: dolor somático, un término que, aunque cierto, no convence a la mayoría de los pacientes, que buscan una causa física a su malestar.

Pero el caso de Pablo es muy habitual. Los expertos estiman que el 25% de todas las patologías conocidas tiene una base u origen somático, es decir, están producidas por factores psicológicos como la ansiedad o la angustia y relacionadas con tipos específicos de personalidad como la alexitimia (dificultad para exteriorizar los problemas psicológicos) o la hipocondria. Según afirma el doctor Manuel Álvarez Romero, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática (SAMP) “las emociones y el modo de experimentarlas, son una fuente importante de trastornos biológicos. Existe un importante número de pacientes cuyas enfermedades no son causadas de modo exclusivo o prevalente por los factores orgánicos sino que su proceso patológico no es más que el reflejo de su sufrimiento psíquico, emocional, afectivo, personal o social.” Por ello, los expertos definen la medicina psicosomática como aquella que implica dar mayor importancia a cómo enferma el paciente que a la patología que padece y tiene en cuenta las características bio-psico-socio- espirituales de cada uno.

Un claro perfil

Entre un 20 y un 35% de los pacientes que frecuentan las consultas de Atención Primaria se pueden considerar enfermos fundamentalmente psicosomáticos. Esto porcentajes se elevan al 50% si nos referimos a los que acuden a la consulta de un psiquiatra. Pero ¿cómo detecta el facultativo la presencia de una patología oculta? Los expertos describen un perfil muy definido del enfermo psicosomático:

  • el patrón de enfermedad que presenta no se ajusta a la teoría.
  • suele haber una exageración de síntomas
  • la consulta es ambigua o ambivalente
  • la información que ofrece el paciente resulta incoherente y contradictoria. Esto se debe, fundamentalmente, a la ansiedad que le produce el desconocimiento de la causa de su malestar.

Enmascaradas

Los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia, fundamentalmente), los digestivos, los reumáticos, la hipertensión arterial, las jaquecas y migrañas, las enfermedades coronarias, las metabólicas (como la gota o la diabetes) son patologías eminentemente psicosomáticas. Detrás de los síntomas físicos se esconde la tensión no exteriorizada, la preocupación y la angustia por algún problema no resuelto que supera el ámbito psicológico y se manifiesta a través de la enfermedad. En opinión del doctor Álvarez, “el modo de afrontar los sucesos vitales, de experimentar y vivir las emociones y de adaptar la conducta a las circunstancias que nos rodean define en gran medida nuestra predisposición ante determinadas patologías. Una actitud mental sana es la mejor protección del bienestar físico”.

Y está demostrado. Un reciente estudio publicado en la revista “Archives of General Psichyatry” desvela que la mortalidad por patologías cardiovasculares es mucho menor entre las personas optimistas. La investigación, desarrollada durante diez años por un equipo de psiquiatras y psicólogos holandeses, incluyó a 475 mujeres y 466 varones de entre 65 y 85 años con historiales médicos y hábitos de vida similares. Cada uno de ellos fue sometido a un test idéntico al que la sanidad holandesa utiliza para valorar el bienestar personal de la población jubilada y que distingue a los individuos que ven la botella “medio llena” de los que la describen como “medio vacía”. Diez años después, el 77% de los casi 400 pacientes que habían fallecido por patología cardiaca (infarto, isquemia o ictus) pertenecían al grupo de los pesimistas y sólo el 23% al de los que veían la vida como un camino de felicidad.

Una medicina barata

Escuchar al paciente, aprender a leer entre líneas y a valorar los posibles componentes psicológicos y emocionales implícitos en su sintomatología forma parte de los nuevos retos de la atención asistencial actual. Según los expertos, una formación integral en psicosomática requiere tanto habilidades farmacológicas como psicoterapéuticas. Estas últimas incluyen el aprendizaje de técnicas de modificación del comportamiento que consisten, fundamentalmente, en crear actitudes saludables y adaptativas, estrategias eficientes de resolución de conflictos y enseñar a controlar los impulsos.

Para el doctor Álvarez, “la formación en psicosomática de los facultativos de hoy es prácticamente nula y eso crea carencias asistenciales. ¿Se imagina la cantidad de errores de diagnóstico que se pueden evitar si se escucha a un paciente? La respuesta es clara: se ahorran costes y se ofrece una alternativa a la medicina defensiva, que es tan cara y poco eficaz”. Igualmente resalta que, con la aplicación de esta disciplina “también conseguiríamos reducir las listas de espera, así como el número de enfermos crónicos”.

Un caso practico: Un Trastorno de Personalidad Anancástico

“La llamaremos Marta- comienza el doctor Álvarez- como ella quería que la nombrara cuando la pusiera como ejemplo. Tiene 33 años, esta casada y es profesora de Secundaria. Madre de un niño que es todo nervio y con un marido de temperamento tranquilo. Ella es hiperresponsable, perfeccionista, cuidadosa, generosa, anticipativa y superprotectora. Una magnífica profesional, una hija preocupada y atenta que, sin embargo, tiene la sensación de que no logra ser una perfecta esposa y madre. Empieza a obsesionarse con no llegar a lo que ella cree que le pide la vida y genera un cuadro de depresión con ansiedad que le impide acudir al trabajo y le obliga a no puede estar acompañada en todo momento. Marta se culpa de la mala educación que le está dando a su hijo y comienza a tener problemas con los profesores de la guardería, que considera tratan al niño de un modo injusto. Se va a casa de sus padres porque no es capaz de aguantar a su marido y, cuando llega a mi consulta, está tomando una cantidad de ansiolíticos absolutamente excesiva”.

“El simple hecho de darle esperanza y convencerla de que la espiral de sufrimiento se podía deshacer- continúa el doctor Álvarez- le genero mucha paz y paro el hilo obsesivo. El ayudar a poner en orden su vida familiar y su matrimonio fue otro de los factores que mejoró su estado. Con respecto a la medicación, cambiamos los ansiolíticos por fármacos antidepresivos y antiobsesivos que era lo que realmente necesitaba. Esta mujer es hoy una persona feliz y segura, estable y capaz de afrontar las distintas situaciones de la vida”.

Artículo de Pedro A. Urbina

Dentro de la colección dirigida por Manuel Álvarez Romero, especialista en medicina interna y titular del Servicio Andaluz de Salud, autor también de más de media docena libros prácticos y de éxito, presenta ahora este nuevo estudio sobre el perfeccionismo como una patología, y orientado a «superar un problema tan común y devastador». El otro autor del libro es Domingo García-Villamisar, psicólogo y profesor universitario, autor también de más de seis títulos, académicos y prácticos, sobre psicopatología.

La presencia del perfeccionista en la vida corriente y en los quehaceres habituales es algo muy común. Muy común la insatisfacción que se produce en determinadas personas por no conseguir una perfección utópica -sin que los interesados la consideren tal-, que ellos mismos se han marcado, o irritación constante por no poder mantener en su perfección y orden todo lo que les rodea: es una obsesión, que en repetidas ocasiones evidencia una neurosis. Esta mala tendencia nunca considera suficientemente acabado en perfección lo que se hace y, así, la ansiedad es ilimitada, y constante la animadversión hacia los demás, que juzga zafios, desordenados, mediocres, y hasta faltos de honradez y de sentido de la justicia y de responsabilidad.

No hay que confundir el deseo sereno de hacer las cosas bien, y cada vez mejor, que es algo conforme a la naturaleza humana, con este empeño inquieto, enfermizo, que tortura al mismo perfeccionista y a los que le rodean y no son como él. El libro desciende a multitud de casos prácticos de perfeccionismo, que hacen infeliz la vida de cada día, y podrían ser, al contrario, causa de satisfacción y alegría si se encauzara bien el deseo de perfección, los esfuerzos y motivaciones y fines en las tareas y trabajos cotidianos.

Esta enfermedad o transtorno de la personalidad es diagnosticado con elevada frecuencia en la práctica clínica profesional. Y un índice del aumento de esta anomalía es el gran número de publicaciones sobre el perfeccionista o el anancástico -de investigación, de divulgación y académicos- en estos últimos años.
Este libro analiza las variadas facetas del perfeccionismo, desde la presentación de meros rasgos perfeccionistas leves hasta la auténtica enfermedad; su tratamiento, medicación, concluyendo con orientaciones prácticas para aprender, con moderación y prudencia, a obrar bien.

El hecho de que el libro sea fruto de dos autores, aúna la clínica médica y la definición académica, orientaciones prácticas debidas a la experiencia y datos propios de una investigación madura.
El síndrome del perfecionista no sólo está dirigido al que sufre esta obsesión devastadora, con más o menos intensidad, sino a los familiares; a médicos, especialistas o no, y a padres y educadores.

Un libro, pues, muy útil y práctico, fundamentado en la ciencia y el estudio, y en la experimentación y clínica cotidianos con estos enfermos.

Artículo de Angel G. Prieto

El síndrome del perfeccionista

Ángel García Prieto. Psiquiatra

Acaba de publicarse un interesante libro sobre la patología que se genera en aquellas personas perfeccionistas en exceso. Trastornos, por otro lado, cada día más frecuentes, quizá por la influencia de la sociedad occidental moderna sobre la educación y los modelos conductuales que posiblemente actuarían -estos mecanismos aún no están claros- sobre determinadas bases genéticas de esas personas afectadas. Un médico internista, Manuel Álvarez Romero, nacido en Córdoba y residente en Sevilla, es el primero de los autores; tiene una experiencia adquirida con su largo ejercicio clínico en un centro médico especializado en enfermedades psicosomáticas de la capital hispalense y une su trabajo con el del otro autor del libro, Domingo García-Villamisar, nacido en Cerceda (La Coruña), psicólogo, profesor de Psicopatología y Psicología Clínica en la Universidad complutense.

El síndrome del perfeccionista: el anancástico» (Ed. Almuzara, Córdoba, 2007) -que también lleva el subtítulo «Cómo superar un problema tan común y devastador»- los autores abordan desde el punto de vista psiquiátrico y psicológico el concepto, características, evaluación y tratamientos del perfeccionismo «insano y negativo», contrapuesto al que también se describe como «bueno y positivo». El perfeccionismo negativo, además de perfilar un tipo psicológico que en sí mismo puede ser considerado en algunas circunstancias un verdadero trastorno psicopatológico, definido en las clasificaciones internacionales como trastorno de personalidad obsesiva o «anancástica». Pero además, dicho perfeccionismo está influenciando la causa y el mantenimiento de otras enfermedades psíquicas como la depresión, los trastornos de la conducta alimentaria, de la imagen corporal, de ansiedad, obsesivo-compulsivos, así como la fibromialgia y algunas otras enfermedades psicosomáticas. Se trata, pues, de un factor causal y básico muy frecuente en la patología clínica que acaba llegando, después de mucho tiempo y sufrimiento para las personas que lo padecen y para sus allegados, a las consultas del psicólogo, el médico generalista y el especialista en psiquiatría.

El perfeccionista patológico se caracteriza por un exceso de control y exigencia que se hace obsesivo hacia él mismo y hacia los demás, elimina la posibilidad de delegar funciones, crea desconfianza en la colaboración, exige prever las situaciones hasta lo imprevisible, planea las situaciones con gran anterioridad, no admite fallos y errores, busca siempre lo mejor -que, como ya se sabe, «es enemigo de lo bueno»- y para ello es capaz de pasar por encima de actividades de descanso, el ocio y las relaciones familiares. En definitiva parece querer moverse con el sentido de posesión de la realidad y del mundo que le rodea sin entender las limitaciones humanas, las circunstancias imprevisibles y ni siquiera los factores de intuición y creatividad que tantas veces mueven, por fortuna, la actividad humana. Son personas, en el fondo muy inseguras, que sólo se quedan tranquilas cuando todo está «atado y bien atado» y no son capaces de dejar nada al fluir normal de la vida, la providencia o simplemente a la propia buena voluntad y la experiencia positiva.

Mala cosa es que esté tan de moda eso que ahora se ha dado en llamar «excelencia» y que se hace presente en la vida y en las actividades de todos, desde que el niño comienza a tener uso de razón. Hay demasiada competitividad para todo, para estudiar, tener, jugar, vestirse, llegar, relacionarse, ganar, conseguir… Y hay en cambio escasez de compañía y guía de los que pueden ayudar, de verdaderos valores humanos, de referencias religiosas, de comprensión, de humanidad, en definitiva. Quizás en estos hechos sociológicos está uno de los factores decisivos para desencadenar la inseguridad personal que busca en la perfección esa excelencia que cree es su salvación, olvidando que siempre lo mejor ha sido, es y será enemigo de lo bueno. Y además, enemigo de la salud mental.

¿Qué es la medicina psicosomática?

Hace ya muchos años que la palabra «Psicosomática» se introdujo en Medicina para denotar las profundas influencias que experiencias vitales, estados emocionales, e incluso procesos cognitivos, tienen, para bien o para mal, en la salud y en el funcionamiento del cuerpo humano.

Hoy en día, el pensamiento psicosomático trata de superar visiones parciales y abstracciones reduccionistas, buscando la integración de manifestaciones biológicas y sociales en una comprensión unitaria del ser humano.

En sus aplicaciones concretas, podemos distinguir la Psicosomática como ciencia básica, como orientación médica y como práctica clínica.

Como ciencia básica, la Psicosomática tiene por objeto observar e interpretar las relaciones entre estados, procesos y acontecimientos psicológicos y biológicos, tal como son influenciados por el medio ambiente físico y humano, tanto en la salud como en la enfermedad. Pertenece claramente al grupo de las ciencias naturales, es tributaria del método experimental, y formula a nivel teórico modelos neutros superimpuestos a los sistemas conceptuales de la Psicología y de la Biología.

La psicooncología, la psiconeuroendocrinología, la psicoinmunología y la investigación psicosocial del estrés son algunas de sus ramas más conocidas.

Como orientación médica, la Medicina Psicosomática surge en reacción a las tendencias reduccionistas de la medicina moderna, representando una actitud o estado de opinión que insiste en considerar al paciente en su totalidad, atendiendo no sólo a los datos meramente biológicos sino también a sus circunstancias sociales y estados psicológicos.

Afín a lo que se ha denominado Antropología Médica, la Medicina Psicosomática es sumamente práctica y se apoya en los postulados que derivan tanto de la moderna experimentación científica como de la sabiduría clínica milenaria.

Resumiendo, podemos definir la Medicina Psicosomática como «una manera de practicar la medicina que tiene en cuenta los factores biológicos, psicológicos y sociales del paciente en el diagnóstico, tratamiento y prevención de toda enfermedad».

A pesar de su importancia, su ámbito resulta difícil de definir, ya que no existe «el psicosoma» como órgano, ni tampoco enfermedades psicosomáticas, en el sentido en que hay, por ejemplo, enfermedades hepáticas o respiratorias. Pero sí encontramos con frecuencia situaciones en las que el proceso psicosomático, presente en todas las enfermedades, alcanza tal magnitud que parece indicada una intervención de tipo psicológico, tanto para beneficiar la evolución del proceso patológico, como para acelerar la rehabilitación y prevenir las recidivas.

Adicionalmente, algunos trastornos médicos y quirúrgicos producen alteraciones de tipo emocional, cognitivo y conductual, que precisan una intervención psicoterapéutica y farmacológica especializada.

Finalmente, algunas alteraciones psiquiátricas, como los trastornos de conversión y los somatoformes, se presentan clínicamente con manifestaciones características de la patología médica, necesitándose una cierta especialización para su detección precoz, diagnóstico diferencial y tratamiento.

Los autores

Manuel Alvarez Romero, cordobés afincado en Sevilla, es licenciado en Medicina por la Universidad de Sevilla, especialista en Medicina Interna y titular del Servicio Andaluz de Salud. Cuenta en su haber con más de cuarenta años de experiencia profesional. En la actualidad dirige el Centro Médico Psicosomático de Sevilla y la Unidad de Medicina Psicosomática de la Clínica Universitaria de Navarra-Madrid. Promotor, miembro fundador y primer presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática. Es secretario de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y miembro del Colegio Internacional de Medicina Psicosomática.

Autor del libro ¿Quieres ser feliz? Claves para mejorar la autoestima (Arguval, colección claves 2004) y coautor de la obra Los mayores o el correr del tiempo (AC, 1999)

Director de Master y Cursos sobre «Psicosomática y Farmacia» (CECOFAR, 2004), «Familia y Comunicación», «Adolescencia» y «Habilidades Sociales» entre otros.

Ha sido y es asiduo conferenciante y colaborador en diversos medios de comunicación como el diario ABC, Cadena COpe, Diario Médico, Antena Médica, La Gaceta de los Negocios, Hacer Familia, Guadalquivir, etc. Es el director de la Biblioteca de Desarrollo Personal de Almuzara y autor en esta editorial del título ¿Sabes pensar? (2006)

Domingo García Villaminsar, nacido en Cerceda (La Coruña), es psicólogo, profesor de Psicopatología y Psicología Cliínica y director de la Sección Departamental de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid. Ha ampliado su formación como investigador visitante en las universidades de Carolina del Norte, Penn State, Manchester, Londres y Milán. Aseso científico de varias sociedades dedicadas a la atención de trastornos mentales como Eltern Für Integration (Alemania), la española Asociación Nuevo Horizonte y de la Confederación de Autismo de España. Miembro del Comité de Expertos del Consejo de Europa en Trastornos Generalizados del Desarrollo, de la Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática y de los grupos de investigación de Metacognición, Trastornos Emocionales, Memoria, Emociones y Autismo de las Universidades de Manchester, Edimburgo y George Mason (EE.UU.). Es autor de títulos como Las depresiones infantiles, Terapia familiar y conyugal, El autismo y las emociones, La hiperactividad infantil, El estrés de los profesores, El autismo en las personas adultas: nuevas perspectivas…

¿Cómo descansa un anancástico?

Por Patrimontes Casianancástica. Madrid. 21-I-08.

La verdad es que tengo la impresión de que a mi¬ escribir se me da bastante mal. Pero trataré de echar mano de esa vena poética que pienso que todos tenemos, para explicar como descansa una persona perfeccionista. Lo de anancástico me suena fatal…

Antes de nada, me gustaría contar qué cosas no le dejan descansar a un
anancástico, porque supongo que eliminando éstas, o enfocándolas de modo
diferente, se convertirán en modos de descanso estupendos. Y después pretendo
contar las actividades que a mí personalmente me descansan y que supongo serán
similares a las de cualquier persona.

Como dice el libro del Dr. Álvarez Romero, “El síndrome del perfeccionista:
El Anancástico”, Las personas anancásticas poseen las virtudes por imperativo. Es decir que el descanso, para una persona perfeccionista al no tener que hacer nada, debería suponer un respiro enorme (no hay nada pendiente, ni nada que mejorar). El tiempo, entre comillas, está, para no hacer nada que venga impuesto por esa voluntad, que al anancástico, le trae a veces por la calle de la amargura, y que le impulsa siempre a tratar de ser el mejor, a terminar las cosas a la perfección, a contentar a todo el mundo, etc. Sin embargo nunca logrará un perfeccionista tener vacío su deposito de cosas pendientes.

Es importante aclarar que el descanso, no significa no hacer nada, porque entonces se estará perdiendo el recurso más preciado que tenemos los humanos, que es el tiempo.

Otra fuente de cansancio, para el supuesto perfeccionista, son los pensamientos procedentes de la relación con los otros, que como cuchillas se hincan en la imaginación de un perfeccionista y empiezan a martillearle y a marearle: que si fulanito me ha tratado así, que si esto lo han hecho fatal y mira que yo dije que no se hiciera así, que tal persona no me ha sonreído, que hoy no me han llamado tales o cuales, etc. Mil cosas que pasan por la mente de un anancástico y en lugar de pasar, se quedan ahí, como esperando que cambie la situación de ahora o ya pasada, y fomentando en el sujeto un estado de idealismo, irrealidad y tristeza. Y todo por no saber ver las cosas con perspectiva, por no echarle un poco de humildad a una situación, por no aceptar que las cosas son así y punto.

Después de estas dos breves reflexiones acerca de los cansancios de un
perfeccionista, los planes que a mí personalmente más me descansan son:
– Coger un buen libro y leer, conocer, aprender cosas nuevas y modos de enfocar
la vida de forma diferente, etc. Porque leer un buen libro es para mí, como vivir otra vida aparte de la propia, emprender un viaje con otra persona y a otro lugar… ¡Es algo fascinante!
– Las salidas al monte, a lugares interesantes, acompañadas de tranquilidad y con gente con la que sabes que vas a disfrutar.
– Conversar con la gente pero no en grupo sino de forma individual. ¡Se aprende tanto hablando con gente diferente a ti! Y más, si tienen cosas que decir.
– Cocinar y ver cómo disfrutan los demás con una buena comida, que tú has preparado, o con un buen postre.

En definitiva, para descansar lo primero que resulta necesario es estar interiormente tranquilo para después disponerse ¡A disfrutar con cualquier cosa!