El diario Negocios del día 13 de septiembre de 2007, incluye un buen artículo de Carmen García con un acertado enfoque de un proceso tan novedoso como curioso: la ORTOREXIA.
Es definida como “una de esas enfermedades consideradas de última generación. Este trastorno supone una preocupación extrema por comer lo más sano posible. Un hábito que a pesar de parecer positivo puede convertirse en una obsesión cuando las personas que lo padecen lo convierten en una forma de vida. Las formas de cocinar e incluso, los utensilios para preparar los platos son también controlados de forma exhaustiva, de forma que, el simple hecho de comer, se convierte en todo un problema.
Las carnes y las grasas son sólo algunos de los alimentos básicos que son excluidos de la dieta de estos enfermos, lo que puede derivan en desnutrición, anemia y déficit de vitaminas y minerales.
Estos pacientes realizan, además, auténticas investigaciones para asegurarse de que su dieta es totalmente natural, está libre de pesticidas, sustancias artificiales y conservantes”.
Así es como aparecen estos pacientes por nuestras consultas de psicosomática, endocrinología, psiquiatría y trastornos de la conducta alimentaria.
Desconciertan por su seguridad, su buen porte y racionalidad. Pero pronto, si se sabe descubrir, aparece el perfeccionismo, la personalidad anancástica o el talante obsesivo en su pensamiento, su afectividad y su conducta.
Bien lo expresa el artículo que comentamos cuando dice:
“La psicóloga Natalia García asegura que el origen de estas obsesiones irracionales acerca de la comida están relacionadas con un exceso de información inadecuada y sesgada. Internet se ha convertido en el referente informativo de muchas personas, pero estos datos, interpretados de una manera inconveniente, pueden derivar en trastornos obsesivos importantes. Respecto de la Ortorexia, afirma que este problema, como también es el caso de la anorexia o de la bulimia, en pocas ocasiones se trata de un trastorno alimentario puro. Los síntomas que se presentan van más allá y son reflejo de un trastorno de personalidad y problemas de desadaptación. Para poner solución a este tema, lo primero que hay que hacer es acudir a un nutricionista o a un endocrino, su misión será desmontar las ideas erróneas acerca de la alimentación que han desarrollado estas personas. Después, es conveniente visitar a un psicólogo que a través de terapia cognitivo-conductual, le oriente para modificar esta conducta obsesiva, declara.
Tanto interés tiene este campo de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y, en concreto, la Ortorexia, que tal como dice el texto que comentamos “La Organización Mundial de la Salud alerta que, desde la década de los 80, la población obesa se ha triplicado en los países miembros de la Unión Europea.
El comisario europeo de Sanidad, Markos Kuprianou, ya se ha pronunciado sobre este tema y ha destacado que es un problema prioritario en la política comunitaria, ya que es necesario que los ciudadanos sean conocedores de sus riesgos y de cómo combatirlo.
España es uno de los países en que mayor medida está sufriendo esta tendencia a la obesidad y a la mala alimentación. Entre el 40% y el 50% de la población adulta presenta problemas con el peso. Lo más preocupante de esta situación, es que un 15% de los niños están diagnosticados como obesos.
Si en el tratamiento general de los TCA conviene apoyarse en los factores genéticos, la educación, la dieta, el ejercicio y la comunicabilidad, en el caso de la Ortorexia, el hincapié ha de hacerse sobre la personalidad y la psicoterapia cognitivo-conductual.
El libro que recientemente ha salido a la luz “El síndrome del Perfeccionista: el Anancástico” de Manuel Álvarez Romero y Domingo García Villamisar (edic. Almuzara, 2007) es un buen recurso terapéutico, tanto para el profesional de la salud como para los pacientes afectados por los TCA. En uno de sus capítulos, se aborda, específicamente, la psicopatología, la valoración clínica y el tratamiento famacológico-psicoterapéutico de estas patologías.